La permanencia ideal en un trabajo es de 2 a 3 años mínimo, dependiendo del rol y las posibilidades de crecimiento en la empresa puede extenderse más. “Esto debido a que el tiempo promedio de aprendizaje de un trabajador es de 6 meses a 1 año, siendo el segundo año un período de afianzamiento de los conocimientos en la actual posición; no obstante, cuando existen oportunidades de ascenso o de lograr movimientos internos para asumir nuevos retos, es completamente acertado mantenerse a largo plazo”, explica Sebastián Lima, director nacional de Calidad y Servicio de Adecco Ecuador.
En este sentido, lo más recomendable es mantenerse de 2 a 3 años en cada nueva posición para que el trabajo represente una fuente de crecimiento y desarrollo profesional. Cuando esto no sucede, lo mejor es evaluar si se necesita un cambio de trabajo y generalmente existen varias señales que lo indican:
No puedes crecer en la empresa:
Más allá de una promoción o una bonita oficina, el crecimiento puede tomar muchas formas; tal vez signifique un cambio en la descripción en el cargo, nuevas responsabilidades, etc. Independientemente, el crecimiento debe conllevar oportunidades para ganar experiencia. Para evaluar esto, es primero hacerse varias preguntas: ¿Te han ofrecido oportunidades recientes para asumir nuevos proyectos? ¿O te has ofrecido tú para una promoción y has sido rechazado? “Si has explorado múltiples caminos de crecimiento y has expresado tus necesidades y aspiraciones profesionales y aún no obtienes lo que deseas, es probable que sea hora de seguir adelante y dejar tu trabajo”, añade Sebastián Lima.
No hay oportunidades para aprender:
En cualquier trabajo, es importante sentir que tienes la capacidad de adquirir nuevas habilidades. Algunas empresas ayudan con programas de reembolso de matrícula o acceso a cursos de desarrollo profesional. Pero las oportunidades para aprender también pueden ocurrir internamente. Por ejemplo, quizás ese colega del equipo de diseño podría darte una lección semanal de Photoshop. En pocas palabras: la educación viene en todas las formas, y si no puedes encontrarla, podría ser hora de desempolvar tu currículum.
No estás orgulloso de la cultura del lugar de trabajo:
La mayoría de los profesionales valoran una buena cultura empresarial por encima de otras ventajas más tradicionales. Pero en cuanto a cómo se ve la “buena cultura”, eso realmente depende de ti. Para algunas personas, es la transparencia en el lugar de trabajo y el fomento del equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Para otros, son eventos sociales regulares o una declaración de misión con mentalidad comunitaria. Una buena pregunta instintiva que debes hacerte es: ¿Estás orgulloso de trabajar donde lo haces? Si se encuentra hablando mal del trabajo con frecuencia o si ya no comparte los mismos valores que los demás en tu empresa, puede ser hora de seguir adelante y dejar tu trabajo.
Hay una alta rotación:
Una puerta giratoria de empleados nunca es una buena señal, especialmente si las personas que respetas parecen renunciar de la nada. Esto podría ser un indicio de que hay problemas sistémicos dentro de la empresa o que algo se avecina con lo que la gente no está contenta. ¿La mejor manera de evaluar? Trata de obtener información de por qué la gente se va. ¿Cultura tóxica? ¿Malos salarios? ¿Largas horas? Eso debería ayudar a orientar tu decisión para dejar tu trabajo.
“La permanencia a largo plazo es negativa cuando la persona no tiene interés en su desarrollo o en su crecimiento profesional, cuando no tiene oportunidades de ascenso o movimiento y tampoco se invierte en su desarrollo y capacitación”, concluye el experto de Adecco.