Alrededor del 90 % de las madres participantes del programa social “Mujeres Confeccionistas” de De Prati han logrado su independencia laboral y económica para su bienestar y el de sus familias.
“Mujeres confeccionistas”, el programa emblema de De Prati que capacita a mujeres en técnicas de confección, emprendimiento y desarrollo humano, ya ha conseguido que el 90% de las madres que participan del taller, logren su independencia económica y participen activa y permanentemente en las finanzas de sus hogares. En alianza con la Fundación Acción Solidaria, “Mujeres confeccionistas” tiene como objetivo promover el desarrollo de situación de vulnerabilidad, en donde aquellas que son madres juegan un papel esencial.
Actualmente, el programa se desarrolla en Guayaquil, Quito, Manta y Machala, alcanzando un total de 1104 mujeres beneficiadas, de las cuales 76% son madres y cabezas de sus hogares. Este programa se desarrolla durante un periodo de 10 meses con un total de 520 horas de capacitación en gestión técnica de confección básica y operativa, gestión para el emprendimiento y desarrollo humano, a través de módulos que les permiten potenciar tanto su perfil educativo como personal.
La esencia del programa consiste en no solamente enseñar un oficio, sino, sobre todo, motivar la autoconfianza en las mujeres que participan y motivar su desarrollo profesional. El 24,5% de las mujeres que actualmente cursan el taller, por ejemplo, son el sostén exclusivo de sus hogares, por lo que poder incrementar sus ingresos es esencial en la vida de sus familias. Estas mujeres son madres solteras cuyos hijos dependen al 100% de ellas y contar con un programa como éste, es tener un aliado para ellos.
“Para mí ha sido una gran oportunidad poder recibir las capacitaciones en confección y costura. Mi vida cambió totalmente,ya que antes sólo me dedicaba a ser ama de casa, y hoy en día, gracias a las enseñanzas, cuento con mi propio negocio y me dedico a hacer confecciones de pijamas y lencerías. De esa forma, ayudo a mi esposo a cubrir los gastos de la casa y de los estudios de nuestros tres hijos.”, señala Ana Pionce, una de las mujeres que formó parte del programa en Guayaquil y que hoy es un actor esencial en la economía de su familia.
De la misma manera, Alexandra Peñafiel, otra graduada del programa, añade que haber formado parte de este taller cambió su vida y la de su familia. Cuenta que es viuda y tiene una hija y dos nietos, a quienes ayuda con los ingresos que recibe gracias al taller que montó posterior al programa. “Me siento muy dichosa de haber recibido la educación y capacitaciones, gracias a ello, aprendí a usar las máquinas industriales y a cocer diferentes tipos de prendas. Actualmente, tengo mi taller y confecciono especialmente, uniformes, vestidos y bermudas para hombres.”, comenta.
Desde el 2014, cuando arrancó el programa “Mujeres Confeccionistas”, ha habido ocho casos de madres e hijas que participan del taller; sin embargo, no lo han hecho de forma conjunta, sino que han sido las madres quienes, desde su propia experiencia, han recomendado a sus hijas. Como estos, hay muchos casos alentadores que motivan la continuación y expansión de esta iniciativa, a través de la cual se brindan las herramientas necesarias para el empoderamiento de las mujeres.